En geometría euclídea, se define el trapezoide como un cuadrilátero sin lados paralelos; quizás, por ese motivo, sea el menos agraciado de los cuadriláteros.

Pues bien, esta "desgraciada" circunstancia ha inspirado al profesor Claudi Alsina para escribir su relato Carta de amor a un trapezoide. En él, podemos leer lo siguiente:

 

- Señorita... ¿y el trapezoide?
- Éste -replicó la maestra- es el que no tiene nada
- ¿Nada de nada? - le repliqué
- Sí, nada de nada - me contestó

 

... y sonó el timbre. Quedé fascinado: usted era un pobre, muy pobre cuadrilátero. Estaba allí, tenía nombre, pero nada más. Por eso a la mañana siguiente volví a insistir en el tema a la señorita.


- Así debe ser muy fácil trabajar con los trapezoides -le dije- ya que como no tienen nada de nada no se podrá calcular tampoco nada de nada. 
- ¡Al contrario! Estos son los más difíciles de calcular. Ya lo verá cuando sea mayor.